Soneto 2
Cuando cuarenta inviernos acechen tu belleza
y sin piedad roturen tu frente, hoy tersa y clara,
tu joven lozanía que a todoes embelesa
sera un harapo vil de tela desgarrada
Querrás saber entonces que fué de aquel tesoro,
adónde fué tu encanto, la juventud perdida;
el descubrir que yace al fondo de tus ojos
será consuelo inútil, vergüenza resentida.
Tendrías mas elogios si,usando tu hermosura,
pudieses responder:<<Mi hijo es este niño
de rostro angelical>>.Así en tu edad madura
tu juventud verías en un espejo vivo.
Y así , sería como sentir bajo tus canas
hervor de sangre nueva en tus venas heladas
No hay comentarios:
Publicar un comentario